23 septiembre 2008

Que nuestras voces formen las armas


Con la punta de su dedo

sostiene un grito
y yo en la ventana
no hago más
que pensar en esa reserva,
como si pudiera remediar el silencio
con una idea.

Hacia el exterior
una mirada, la mía.
Hacia el interior
un sonido que no fue.

Cuántas palabras deberán morir
antes que una encienda la hoguera.


1 comentario:

Anónimo dijo...

TE AMO!