05 noviembre 2008

Muerte de la Idea


Asoma furtiva

un ojo fuera del ataúd
piensa en volver
saca un pie un paso adelante
una vez más es fusilada
y en la basura yace
no temas amigo no pierdas el rumbo

algún día les ganaremos de mano.



Otra voz canta


Dicen que ahora viven

en tu mirada.
Sostenlos con tus ojos,
con tus palabras;
sostenlos con tu vida
que no se pierdan,
que no se caigan.

Escucha, escucha;
otra voz canta.

[Circe Maia]



Han pasado todos estos años
y aún no te conozco
¿Quién sabe cuántas penurias?
¿Cómo entender una ausencia tan cruda y repentina?
No te conozco pero te recuerdo
como si hubiésemos nacido juntos.

Será por eso que tengo grabada una sonrisa,
abrazada a la memoria

se sostiene con fuerza
tal vez por temor a que
se la lleven también.

ahora que escribo ésto
-sin lapiz a mano-

pienso que es un resguardo
para que aquello no ocurra
para que en ese recuerdo crezca
un pedacito de identidad
que cultivo
ahora que tu nombre es reemplazado por un número.

Han pasado tantos años
y amanezco hoy.
Como si esperara otro comienzo,
me alegro;
saludo a la sonrisa que se acerca
con otras hermanas, las recibo.

Y aunque sé que a pesar de todo
siguen firmes
no puedo evitar sentir cierta nostalgia
y me configuro sonrisa,
me replanteo un gesto simple.

Luego viene a mí
quien no es una sonrisa
ni siquiera una mueca.
Lo sé bien,
hace tiempo la conozco

y aún así no aprendo, niego aquello que quiere enseñarme.

Avanza.

No siento miedo.
Mi victoria no radica en ese cuerpo ajeno
que alguna vez fuí.

En la sombra del habitáculo
recuerdo a mis compañeras
por ellas resisto.



23 septiembre 2008

Primer paso


Imagina tu vida

al pie del cañón
respirando cada vez
como si fuese la última
antes que una bala caliente
atraviese tu pecho.



Que nuestras voces formen las armas


Con la punta de su dedo

sostiene un grito
y yo en la ventana
no hago más
que pensar en esa reserva,
como si pudiera remediar el silencio
con una idea.

Hacia el exterior
una mirada, la mía.
Hacia el interior
un sonido que no fue.

Cuántas palabras deberán morir
antes que una encienda la hoguera.


La pureza de contenido


A grandes actos nos atenemos

somos quienes a la vera del relato
cocinamos armaduras y sonrisas
para que cada pequeña niña
reciba su ración de anhelo.

Y es ahora cuando la sangre
se desdice de su arteria
dejando el surco vacío y mudo
reclamando justicia.
Pero es que la pureza de contenido
se destruye a sí misma
y no hay más que este camino seco
y unas cuantas gotas de lluvia.