Dicen que ahora viven
en tu mirada.
Sostenlos con tus ojos,
con tus palabras;
sostenlos con tu vida
que no se pierdan,
que no se caigan.
Escucha, escucha;
otra voz canta.
[Circe Maia]
y aún no te conozco
¿Quién sabe cuántas penurias?
¿Cómo entender una ausencia tan cruda y repentina?
No te conozco pero te recuerdo
como si hubiésemos nacido juntos.
Será por eso que tengo grabada una sonrisa,
abrazada a la memoria
se sostiene con fuerza
tal vez por temor a que
se la lleven también.
ahora que escribo ésto
-sin lapiz a mano-
pienso que es un resguardo
para que aquello no ocurra
para que en ese recuerdo crezca
un pedacito de identidad
que cultivo
ahora que tu nombre es reemplazado por un número.
Han pasado tantos años
y amanezco hoy.
Como si esperara otro comienzo,
me alegro;
saludo a la sonrisa que se acerca
con otras hermanas, las recibo.
Y aunque sé que a pesar de todo
siguen firmes
no puedo evitar sentir cierta nostalgia
y me configuro sonrisa,
me replanteo un gesto simple.
Luego viene a mí
quien no es una sonrisa
ni siquiera una mueca.
Lo sé bien,
hace tiempo la conozco
y aún así no aprendo, niego aquello que quiere enseñarme.
Avanza.
No siento miedo.
Mi victoria no radica en ese cuerpo ajeno
que alguna vez fuí.
En la sombra del habitáculo
recuerdo a mis compañeras
por ellas resisto.
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